ERASE UNA VEZ UN GUITARRISTA.
Mi primer contacto con la guitarra, fue a los 12 años de edad, cuando un niño Jesús “destapado” (mi Padre) me obsequió como regalo navideño un instrumento hecho en serie, de fabricación china, de muy deficiente calidad, con cuerdas de acero y en una caja de cartón en forma de estuche… para mí no había diferencia, el regalo, era propicio… tocaba el cuatro por oído y había aprendido lo básico autodidactamente y como era muy enamorado, ya había dado unas cuantas serenatas propias y ajenas…mi primeros guías fueron el Sr. Herrera, maracucho, y Marco Tulio Maristany (tenor y guitarrista del Famoso trío Los Cantores del Trópico) ambos vecinos de la cuadra, me enseñaron en los consabidos tonos de Mi –La – Re – Sol – Fa y Do (mayor y menor) canciones populares de entonces y de siempre: boleros, danzas zulianas, valses y merengues venezolanos. Con este bagaje y lo que añadí, pronto fui el amigo más solicitado para fiestas, serenatas y sencillas reuniones en la cuadra. Cuando cumplí 15 años, Papá, siempre atento a nuestras inclinaciones naturales, habló con Manuel Enrique Pérez Díaz, para que me diera clases privadas, el Maestro solo daba clases privadas en su casa de San José del Ávila, como no era posible que me desplazara hasta allá, recomendó a uno de sus más brillantes alumnos el hoy reconocido Maestro Juan Soublette, quien acepto darme clases privadas. No muy consciente del privilegio que Yo tenía entre manos, pero si con gran entusiasmo, comenzamos las clases una vez a la semana y fue entonces cuando obtuve mis primeros conocimientos técnicos y musicales, verdaderamente sólidos en el instrumento.
Fue un salto cuántico, que resultó en interpretaciones bisoñas, de Recuerdos de la Alhambra, Marieta, Adelita y lecciones y estudios sencillos de Aguado, Sor y Carcassi… parecía que el camino estaba abierto… pero mi gusto por el piano y mis inclinaciones naturales para este instrumento, se atravesaron en el camino; pronto mis intereses inmediatos se inclinaron por el piano y fundé un septeto a lo Joe Cuba, pero sin vibráfono; a los 3 años, ya consolidado el grupo, comencé a estudiar en la escuela Superior de Música de Caracas, teoría y solfeo con la firme intención de estudiar piano y fundamentar mis conocimientos para realizar arreglos y composiciones de Jazz Latino…mi espíritu estaba en una búsqueda y ocurrió lo que fue determinante para que a los 20 años, decidiera estudiar música académica, seria, culta, etc.…asistí a un concierto dominical de la Orquesta Sinfónica Venezuela en el Aula Magna de la Universidad Central De Venezuela, en ese entonces su Director Titular el Maestro Gonzalo Castellanos Yumar, en una interpretación inolvidable (para mi, por supuesto) de Francesca da Rimini de Tchaikovski, fue el factor determinante para que ese mismo día en conversación telefónica con el coordinador de eventos del septeto, renunciara a mi propia agrupación y les cediera todos los haberes (instrumentos, uniformes, ahorros, equipos de sonido) comunicándoles que iba a estudiar piano y música en serio, dejando a un lado la música popular latina.
Mis estudios de piano comenzaron con Monique Dauphil, excelente pianista francesa radicada en Venezuela, comenzaba muy tarde a estudiar el instrumento; a mi edad, la mayoría de los pianistas eran ya maestros, al menos de la técnica y efectivamente al año, me di cuenta de que la guitarra me ofrecía mayores posibilidades de éxito concertístico… fue una decisión tan radical que me entrevisté con el Maestro Manuel Pérez Díaz y me inscribí en su cátedra de la Escuela Superior de Música de Caracas ampliando con clases privadas en su hermosa y típica casa caraqueña de San José del Ávila, donde posteriormente atesoré no solo conocimientos técnicos y musicales guitarrísticos, si no la amistad que me ofreció y a la cual correspondí con afinidades electivas y espirituales enmarcadas en un gusto común por la historia contemporánea de la Guitarra, narrada en sabrosas anécdotas, que conservo en mi memoria como experiencia viva, en muchas de las cuales fue el mismo Maestro coparticipe.
Dos años intensivos, con un plan muy estricto de 10 horas de estudio diarias, desarrollaron a un buen nivel, mis posibilidades técnicas. Naturalmente dotado para el instrumento, no obstante en la guitarra todo me fue difícil técnicamente hablando, tuve que idear digitaciones con todos los dedos de la mano derecha para hacer escalas a velocidad, el dedo medio de la mano derecha por una configuración fisiológica, me resultaba incómodamente largo y la mano izquierda, por pequeña, me imponía trabas obligándome a digitar de una manera que permitiera vencer las dificultades que en manos más grandes, no eran tales. Me preocupaba enormemente, la producción del sonido, “su belleza” y riqueza tímbrica, sabía que la “originalidad” de un intérprete comienza con la característica personalidad de su sonido… emulaba a mi Maestro en este sentido y más tarde en mi labor como Director de Coros apliqué estos conocimientos e inquietudes, experimentando con las posiciones de las diferentes cuerdas del Coro, hasta lograr el sonido adecuado a cada estilo y sobre todo mi “sonido” personal.
Buscando nuevos horizontes, consulté con mi Maestro la posibilidad de viajar a Europa aún cuando no me había graduado; sin embargo mis “adelantos” en el instrumento, me permitían considerar tal posibilidad. Ante mi determinación, escribió una carta de recomendación a Regino Sainz de la Maza, con quien mantenía amistad añeja desde el año 1936, cuando el Maestro español visitó a Caracas en gira de conciertos por Sur América y en febrero de 1971 a los 23 años viajé a Madrid para recibir del Gran Maestro su muy particular enseñanza; lamentablemente para Mí, la experiencia no fue buena, con 74 años y tal vez ya cansado, recibir alumnos normalmente dotados, no debió ser muy motivante, aparte del personalismo autocrático con que enfocaba su particular método, que no era muy alentador pedagógicamente hablando. No había viajado casi 8.000 Km fuera de casa para fracasar…no obstante, permanecí 10 meses bajo su guía y luego de varios incidentes y una circunstancia penosa en clase, cuando el Maestro se levanto de su asiento y me golpeó las falanges de la mano izquierda con sus uñas, con la natural reacción violenta de mi parte, quedó roto mi compromiso de estudiar con este baluarte de la guitarra. Me fui a Alicante, donde estudiaba con el extraordinario guitarrista José Tomás, mi antiguo condiscípulo de Caracas y estupendo guitarrista Juan Luis Torres Román, quien, puesto en antecedentes, me esperaba para presentarme a su Maestro.
Allí conocí además a Baltasar Benítez guitarrista Uruguayo que pugnaba por hacer carrera en Europa, cuyo “redondo” potente volumen sonoro y dominio técnico e impecable del instrumento, me llamaron la atención; luego de varias conversaciones decidí estudiar en primera instancia con él. Debo decir en honor a la verdad, que fue entonces cuando desarrollé mis posibilidades técnicas de manera notable, coincidiendo con este joven Maestro, en la mayoría de mis conceptos sobre el arte de la interpretación y ejecución musical basados fundamentalmente en una didáctica, creativa, funcional, imaginativa sin menoscabo de la personalidad artística del alumno ni del respeto recíproco.
En Alicante permanecí todo el verano de 1972 y tras el nombramiento de Benítez como catedrático de Guitarra del Bravants Conservatorium de Tilburg, Holanda, realicé todas las gestiones para trasladarme igualmente a ese país, en pos de culminar mis estudios de guitarra clásica. Luego del examen de admisión y revalidación de conocimientos, estudié en dicho Conservatorio 2 años, interrumpiéndose mis estudios, al suspenderse la beca que tenía otorgada por el INCIBA (Instituto Nacional de Cultura) obligándome las circunstancias a regresar a Venezuela, donde inmediatamente, realicé revalida con mi antiguo y querido Maestro Pérez Díaz, graduándome en el año de 1977 con un programa que incluyó la Suite n° 1 para laúd de J.S. Bach, las Variaciones sobre un tema de la Flauta mágica de Mozart y el Rondó de la Sonata op. 22 de Fernando Sor, Preludios n° 1 y 5 de Villalobos
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Tilburg- Holanda |
Asturias de Albéniz, la Suite para guitarra de Inocente Carreño y los valses Venezolanos Carora, Angostura y María Luisa de Antonio Lauro. El jurado estuvo integrado por Manuel Pérez Díaz y Eric Colón guitarrista y compositor Belga a la sazón Director de la Escuela Superior de Música de Caracas máximo instituto de estudios musicales de Venezuela. Obtuve mi grado con la máxima calificación y mención especial por haber tocado casi sin uñas pues paralelamente a mis estudios de Guitarra, realizaba estudios de piano y música de cámara con Monique Dauphil y Florián Ebersberg. Ya mis inquietudes y aspiraciones artísticas, me presionaban a buscar más amplios horizontes, iniciaba mis actividades como compositor y poco tiempo después mis estudios de Dirección de Orquesta y Coros.
Por estas razones, después de mi grado, desarrollé una limitada actividad como concertista, realizando conciertos en la provincia y la Capital, destacando en el año 1981 en gira por el Estado Táchira bajo el auspicio del CONAC (Consejo Nacional de la Cultura) el primer concierto de guitarra clásica que se ofreció en la población de “Pregonero” en toda su historia; en esta oportunidad visité varias poblaciones del estado culminando la gira en el Salón de Lectura de la ciudad de San Cristóbal. En 1980 en Caracas ofrecí uno de mis mejores conciertos en el Instituto Pedagógico de Caracas, cuya grabación, en vivo, (es el único registro realizado de mi labor como solista) incluyo al final de este ensayo autobiográfico como testimonio de mi actividad concertística. Otros conciertos se realizaron, en el Teatro de Bolsillo de la Alianza Francesa, en el Instituto Pedagógico Luis Caballero Mejías de Caracas, en el 1er Festival de Jovenes Interpretes Vinicio Adames de Barquisimeto en el Instituto Venezolano Británico en el Liceo Luis Espelozin, en Carayaca y en la Casa Guipuzcoana de La Guaira.
Paralelamente fundé con Alejandro Vásquez de La Torre, (mi gran amigo y compadre), también discípulo de Pérez Díaz, guitarrista excelente, quien entre otros merecimientos, había obtenido en su corta carrera, el Primer Premio del Real Conservatorio de Bélgica bajo la tutela de Nicolás Alfonso y posteriormente el 3er premio del Concurso Internacional Alírio Díaz del año 1981), el Dúo de guitarra clásica Manuel Enrique Pérez Díaz, cuya actividad se prolongó por más de siete años consecutivos, realizando conciertos en diferentes escenarios de la Capital destacando entre otros: Teatro de Bolsillo de la Alianza Francesa, Instituto Pedagógico de Caracas, Museo del Teclado, Centro Venezolano Americano, Seguros La Seguridad, Sala de Conciertos INCE.Tambien actuo en los programas de television "Juventud Musical de Venezuela" y "Diapason" de la Televisora Nacional, ambos dedicados a la difusion de la Guitarra en Venezuela.
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Duo Clasico de Guitarra M.E. Perez Diaz |
En 1987 invitados por la Cancilleria Venezolana el duo Perez Diaz realizo una gira de conciertos en la isla de Antigua en intercambio cultural con las antillas, donde nos hicimos acreedores de elogiosos y espontaneos comentarios de la critica y el publico. Con esta intensa actividad el Duo Perez Diaz logro consolidarse, constituyéndose para ese entonces en el unico dúo clásico de guitarras de Caracas. Su amplio repertorio abarcó diferentes estilos y épocas e incluyó Obras originales de Compositores Latinoamericanos.
En 1991, la AVAGUI (Asociación Venezolana Amigos de la Guitarra) me designó, Ad Honorem, Productor y Director del Programa “La Guitarra” en sustitución del guitarrista y compositor Venezolano Alfonso Montes, quién había realizado una notable labor divulgativa al frente del espacio que se transmitía los martes y sábados por la Radio Nacional de Venezuela, 91.1 FM, cuyo espacio regenté como productor y comentarista durante seis años para la AVAGUI y posteriormente en la Emisora Cultural de Caracas 97.7 FM hasta el año 2003, en carácter de espacio radial privado con el el nombre de Entre Cuerdas. Fundamentalmente la difusión se centró en las Obras originales para Guitarra del repertorio moderno contemporáneo y de la vanguardia; captando paulatinamente una audiencia creciente y ávida de nuevas sonoridades y que tuvo eco importantísimo en la generación de estudiantes que se formaban en esos años; por primera vez en Venezuela se le ofreció a la audiencia Obras originales desconocidas o poco difundidas de compositores europeos y americanos: Alan Rawsthorn, Reginald Smith Brindle, William Walton, Frank Martin, Hans Werne Henze, Jacques Bondon, Carlos Chavez, Heitor Villalobos, Leo Brouwer, Francisco Zapata Bello, Ricardo Iznaola, Adina Izarra, Stepan Ragk, entre otros; sin descuidar el Renacimiento, el Barroco, el Clásico español e Italiano, el romanticismo y nacionalismo español y sur americano incluyendo el Jazz y la música popular, con entrevistas, anecdotas, comentarios analíticos y biográficos. Cubriendo un amplio espectro sonoro que ilustró al oyente en el concepto de que la guitarra alcanzó en el siglo XX un rango concertístico y musical de primer nivel, más allá del Nacionalismo pictórico y de la música popular tradicionales de nuestra cotidianidad guitarrística.
Como dato anecdótico, por primera vez en Venezuela se relató radialmente toda la historia sobre la composición de la Suite Antigua Weiss – Ponce que involucraba a Segovia emulando las travesuras de Fritz Kreisler y a Manuel Ponce como compositor de un supuesto manuscrito inédito de Silvio Leopoldo Weiss, que pudo engañar durante mucho tiempo a los expertos musicólogos del barroco, hasta que el misterio fue develado, resultando Alirio Díaz el primer guitarrista latinoamericano que grabó en 1960 para el sello EMI toda la Suite ya atribuida a Manuel Ponce. Este programa que tantas expectativas, creo y despertó en los jóvenes estudiantes de esa época, que ilustro a la audiencia sobre un repertorio vasto variado y contrastante desde el Renacimiento hasta las composiciones de vanguardia escritas para la guitarra, tuvo que salir del aire por falta de patrocinio. Sin embargo tuve la precaución de grabar al menos 150 emisiones del mismo que hoy conservo como un archivo sonoro a la disposición de los cronistas e historiadores de la guitarra, como significativo aporte para la evolución y actualización histórica de nuestro instrumento en Venezuela.
http://franciscozapatabello.com (Programas Radiales)
La faceta como compositor para la guitarra se inicio muy prudentemente entre 1978-1980 cuando compuse Introducción y Danza en homenaje al maestro Lauro, que posteriormente y a instancias de Rubén Riera en ampliar lo que había escrito, se convirtió en el 1er movimiento de la Suite Anacrónica, que fue estructurada y completada 10 años después, cuando retome unos apuntes que guardaba para sendos homenajes a Manuel E. Pérez Díaz y Manuel Ponce, Nocturno y Aire de Merengue y Scherzo respectivamente. En ese entonces transitaba caminos estilísticos muy diferentes en busca de un lenguaje y estilo personal, rondando la vanguardia (cuarteto N° 1 1981) y la contemporaneidad menos radical (Antagonismos para piano 1984) obras que constituían mis primeros intentos serios y ambiciosos en la creación musical. Sin embargo para retomar el lenguaje y no caer en el epigonismo ni hacer citas textuales de los homenajeados, evoque fundamentalmente las características esenciales de la música de los Maestros de marras y así como de Lauro había evocado
la atmosfera del Yacambu, de la Sonata y de la Suite Venezolana, así de Pérez Díaz evoque su gusto por la serenata, la guasa y el merengue y finalmente de Ponce el carácter épico hispano de su música guitarristica. Posteriormente y luego de componer obras para otro medios sonoros (orquesta Sinfónica, Orquesta de cuerdas, Coros ) surgieron las Suites: Variantes (1997-1998) seleccionada en 2001 como única representante de Venezuela en World Music Days Simposium de música Contemporánea, realizado en Yokohama Japón- La Suite Danzante (1999-2001)- La Merenguasa N° 3 el Inquieto (1999) - La Suite Popular Venezolana en homenaje a Rodrigo Riera (1999) - Bocetos (2003), El Valse Breve (estudio para la velocidad) - Ostinato para trío de guitarras (2007)- El Valse Rocío y el Valse Breve (2013) ambos obras originales para piano en sendas transcripciones para la guitarra de Gerardo Hernández.
Como elemento fundamental de mi enfoque en la composición musical guitarristica, y sobre todo en: Variantes, Danzante, Anacrónica, Merenguasa El inquieto, Ostinato trio, (Edición Fundación Vicente Emilio Sojo-2013) no me ciño a ninguna escuela o procedimiento restringido o predeterminado; por el contrario, ellas reflejan un pensamiento musical libre, regido fundamentalmente por las ideas que
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Cinco Obras originales para Guitarra Edic. Funves.2013 |
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han generado el material estructural y sonoro y el lenguaje estilístico empleado, que determinan con cada contenido, el fondo y la forma. En ellas expongo la contemporaneidad menos evidente de la música de mi tiempo, prescindiendo de la vanguardia radical, con el propósito, entre otros aspectos no menos importantes de la creación musical guitarristica, de incorporar a su estructura integral, como en una elucubración sonora timbrica y rítmica constante, las posibilidades idiomáticas del instrumento.
En todo caso, el objetivo final de la música, no es ser: bella, afable, evocadora o efectista, de salón, nacionalista, de vanguardia o ecléctica, neo clásica o post-romántica… si no lograr la verdad, es decir la autenticidad que en cada compositor debe ser imperativo y que solo el tiempo determina como valor de trascendencia artística; mientras que la misión del intérprete estriba en encontrar y comunicar esta verdad, con mente y espíritu abiertos sin prejuicios de estilos, géneros, épocas o gustos. Es importante destacar este último párrafo referido al intérprete, pues en toda América latina y Sur América, la mayoría de los guitarristas interpretes, permanecen anclados en un ingente y anacrónico nacionalismo musical decimonónico que no les permite por desinformación percibir las posibilidades sonoras de una creación musical guitarristica mas contemporáneamente moderna y que solo encuentra eco en espíritus comprometidos con el arte y la música de su tiempo, que por ser tan pocos, han tomado prácticamente el rol de profetas que la gran mayoría anclada en el pasado no quiere escuchar. Creo firmemente a este respecto, que el problema del publico con la música contemporánea, comienza en la falta de visión verdaderamente artística de los intérpretes, que no comunican por su ignorancia, por su desidia y desinterés, este insospechado mundo sonoro de la guitarra moderna y por ende en la falta de reiteradas serias y competentes audiciones de tantas obras que necesitan ser interpretadas muchas veces para ser del dominio público.
Una historia de amor desesperada
Una historia veraz narrada en versos
Del galan enamorado que la amaba
Desarrollo
Erase una vez un guitarrista
Que aferrado a su instrumento se esforzaba
por limar con sus dedos tanta arista
de la gracia que el cielo le negaba
Todo en ella le atraia, le gustaba
Y cual mujer vana, caprichosa
La guitarra, esquiva se negaba
Al galan enamorado que la endiosa
Mucho
se afanaba por rendirla
Y
expresarse en cada estilo sin ambages
Cada
actuación mermaba, sin embargo
Del
artista su valor y su coraje
Finalmente
llegaron a un acuerdo
No
insistiría el artista en el concierto
Si
la esquiva, gentilmente le entregaba
A su
numen creador vital sustento
He aquí
pues lector el resultado
De
tanta pasión, amor y descontento
En
valor: dos memorables conciertos
Y un
corazón en notas desbordado
Coda
Veinte
versos han bastado
Para
narrarte la historia
Del
artista enamorado
Del sonido y de la gloria.
Francisco Zapata Bello.